Extrañezas, de Zully Sotelo por Pugna XYZ

2021-02-01

Primera nota que compartimos en Freezer escrita por Pugna XYZ, el proyecto impulsado por Felipe Alarcón Correa de discusión y difusión de proyectos hechos por artistas visuales y fotógrafos latinoamericanos.

Zully Sotelo es una fotógrafa, artista visual, gestora y editora colombiana. Creo que en el país es una de las voces más solidas en relación al mundo de la creación de fotolibros. Hace poco que pude conocer su fotolibro Extrañezas, un búsqueda en relación a las ideas de belleza, la mujer, a la familia y la vulnerabilidad, hecho a través del álbum familiar de la familia de Zully. Con motivo de este le hice la siguiente entrevista.

El libro lo he recorrido varias veces y le hice algunas fotos para acompañar esta entrevista. Cuando vi las imágenes sentí que estaba guardando momentos muy íntimos y espontáneos que te pertenecen a ti y a tu familia ¿Cómo fue el proceso de escoger las imágenes, todas tus familiares se sintieron cómodas con el proyecto?

Siempre he temido a esos momentos de vulnerabilidad al que se exponen las imágenes en el libro cuando alguien -externo y desconocido- las observa y entra en sus vidas. Perder el control sobre lo que piensan y dicen los demás ha sido un proceso fundamental para empoderar miedos e inseguridades tanto de las mujeres allí representadas como de los que las observan. Y es precisamente desde esa vulnerabilidad dónde parto para la escogencia de las imágenes. La palabra vulnerabilidad deriva del latín vulnerabilis. Está compuesto por vulnus, que significa ‘herida’, y el sufijo -abilis, que indica posibilidad; por lo tanto, etimológicamente, vulnerabilidad indica una mayor probabilidad de ser herido*. Es así cómo se creó el proceso de selección de las imágenes, desde la incomodidad, la fragilidad y la extrañeza de verse expuesto y sentirse indefenso ante la cámara.

¿Por qué crees que las mujeres son tan duras con las imágenes de sí mismas?

Tanto mujeres como hombres somos duros con nosotros mismos. Se nos ha enseñado a complacer a los demás, llenar estándares y cumplir con estereotipos para ser alguien en la vida. Justamente hace unos días estaba leyendo el libro Born in Blood and Fire de John Charles Chasteen, y si bien es un estudio de la historia latinoamericana me aclaró y ratificó esta idea de las jerarquías y las castas, la necesidad del hombre por sentirse siempre superior a los demás. El patriarcado y el papel secundario que le fue impuesto a la mujer, en tiempos incluso antes de la colonia, me hacen creer que desde tiempos memorables las mujeres hemos venido interpretando el rol que nos fue impuesto: complacer a una figura masculina como salvavidas a una vida ó dedicada a la religión (si no te casabas te hacías monja) ó al naufragar en un mundo de pobreza y deshonra, del no ser nadie. El matrimonio y la familia eran el único fin e ideal de toda mujer criada en una sociedad católica. Con las cosas así debías promocionarte “arreglandote” bien para conseguir marido.

Entonces para responder a la pregunta, hemos sido duras porque estamos respondiendo a épocas que nos anteceden. Afortunadamente se han ido transformando muchas concepciones tanto para bien como para mal. Por un lado hemos ido sanando, confrontando y hemos tomado conciencia sobre el amor propio (lo que llaman empoderamiento femenino). Y por el otro lado, la globalización y la intercomunicación digital han saturado las redes con nuevos modelos y estereotipos de belleza y modos de vida inimaginables.

Uno ya no sabe qué pensar, pues ya no somos solo las mujeres las que viven bajo esta presión sino somos todos, todos sumergidos en la lucha por alcanzar la mejor imagen de sí mismos a través de likes, seguidores y vistos.

Muchos personajes repiten fondos y poses, muchas escenas fueron escenificadas ¿Cuál era la intención de estos gestos si eran para el álbum familiar?

Leyendo sobre historia de la fotografía y la práctica del retrato como tema central a finales del siglo XIX e inicios del siglo XX responden parte de esta pregunta. Los primeros retratos se realizaban en estudios, con fondos y poses determinadas, siguiendo los parámetros establecidos por la tradición pictórica. La escenificación es una práctica que viene desde los inicios mismos de la pintura y en la. fotografía se ha mantenido hasta la actualidad. De hecho se considera algo muy “contemporáneo”. Las fotografías vernáculas, hechas por aficionados, han seguido por años la tradición del retrato y de alguna manera buscan dar relevancia y majestuosidad a la persona fotografiada.

¿Crees que el archivo fotográfico puede ser la huella del pasado o el pasado no puede ser representado y todo son interpretaciones?

Toda fotografía es una representación de la realidad así esta tenga tintes de ficción o irrealidad. Todas responden a un momento, la captura de esa fracción de tiempo, y parte de su función es que pueden ser interpretadas (aquí podríamos discutir quién es ese/a que las interpreta). En sí, una fotografía es un objeto que sobrevive en el tiempo y el espacio, así que deja una huella no sólo en la memoria sino en el mundo físico hablando específicamente del archivo fotográfico que encontramos dentro del álbum familiar.

El pasado siempre ha sido representado. Si pensamos en las pinturas rupestres esas fueron representaciones hechas como muestra de su realidad, así interpretaron su día a día. Gracias a ese acto sus huellas, dentro de las cavernas, nos permiten interpretar cómo era su vida y costumbres.

¿La edición la hiciste tú misma? ¿Cómo fue el proceso de la secuenciación final?

Hay varios momentos de edición.

Un primer momento es que una vez has concebido la idea procedes a recopilar las imágenes, en ese proceso recoges un número de imágenes que pueden o no funcionar. Un segundo momento de edición pasa por un filtro muy personal en donde seleccionas aquellas imágenes que responden a aquello que estás buscando, por lo tanto desechamos las que no tienen ese potencial. Un tercer momento es cuando te encuentras con el editor y/o diseñador, en mi caso en particular sabía que imágenes quería dentro del libro pero no tenía claro cómo sería el orden y secuenciación así que la figura del diseñador que en este caso también es editor, fue clave. Fue él quien propuso y resolvió de forma creativa la secuenciación, el ritmo, las pausas y el carácter de la lectura de las imágenes.

Es un proceso muy personal y me imagino que empezar a mostrar el material a otros colaboradores debió requerir mucha confianza ¿Como fue el proceso de diseño con Taller Agosto?

Las imágenes y el proyecto en sí lo compartí con muy pocas personas. Creo que dentro de esa “revisión” con colegas las que más me dejaron reflexiones fueron las que tuve con Stephen Ferry y Lucca Zanetti, que por cosas extrañas de la vida se desenvuelven en mundos completamente opuestos a mi trabajo.

El proceso de trabajo con Taller Agosto llegó antes que ellos fueran Taller Agosto. El encuentro con Eduardo Arias, diseñador y editor, fue un golpe del destino que me permitió conocer su trabajo y sentirme identificada y con la confianza suficiente para proponerle Extrañezas, pues parte de sus publicaciones incorporan experiencias personales, familiares y fotografías. Una vez resuelta la maqueta empezamos un sin fin de ires y venires que tenían más que ver con inseguridades y problemas personales que con la propuesta en sí.

Supe que el ejemplar que yo tengo es de los últimos que tenías para la venta, quiere decir que el libro tuvo una buena distribución ¿En un país donde el fotolibro es visto como un objeto un poco extraño o de lujo como hiciste para lograr la venta de todos los ejemplares?

El libro tuvo una edición muy pequeña de 60 ejemplares. Debido a la experiencia que he tenido con otros proyectos editoriales soy consciente que los fotolibros tienen poca salida en el país. Muchas de esas publicaciones aún reposan en cajas y depósitos de las casas de sus autores y/o editores.

Desde el principio tuve claro que una edición limitada me permitía de alguna manera “controlar” hasta dónde podía llegar el libro y en parte porque fue un ejercicio personal al que no quería darle tanta proyección; sin embargo, una vez estos objetos salen a la luz cobran vida y emprenden su propio camino (lo cual es una experiencia completamente mágica). El libro de alguna manera me ha devuelto la seguridad en mi misma y me ha abierto puertas a espacios, lugares y personas grandiosas.

El libro se vendió aproximadamente a treinta y cinco personas entre familia, amigos y gente cercana al gremio fotográfico, doce ejemplares fueron regalados a personas como mis papás, amigos del medio fotográfico que me han apoyado, y algunos enviados a concursos y otros poquitos a librerías. Nueve libros permanecen como consignación en ferias internacionales en Australia, Singapur y México y los restantes son la reserva para mi archivo personal. Así que no logré vender todos los libros pero me deshice, con todo el amor, de gran parte de ellos para que circulen fuera de la caja de mi armario.

Para seguir a Zully Sotelo en Instagram:

https://www.instagram.com/aquiyalla_allayaca/


Muy felices de crear lazos con vos Felipe para seguir colaborando con la visibilidad de los proyectos latinoamericanos de fotografía!

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